No hay nada más importante en
esta vida para Pablo que su hermano Manuel, se la pasa la mayoría de su tiempo
tratando de complacerlo en todo lo que él le pida, pero para Manuel parece que
ningún esfuerzo, o eso es lo que puede llegar a pensar Pablo, vale la pena, sus
padres murieron cuando el solo tenía 15 pero aun así le toco responder por sí
mismo y su hermano, gracias a que sus padres le habían dejado algo de dinero en
sus seguros de vida él no tenía por qué preocuparse por lo que comerían o con qué
dinero debían mantenerse, lo único que le preocupaba a él era la cantidad de
arpías que buscaban tomar ese dinero para su propio beneficio, en especial la
tía Hortensia quien tenía una gran cantidad de deudas debido a su mala
administración del dinero; Pablo sabía que si el dinero de sus padres caía en
manos de ella, seria historia en tan solo uno segundos, además de la tía
Hortensia, varia gente de la familia de su padre trato de poseer la custodia de
los niños, pero ellos fueron salvados, ya que poseían la decisión de con quién
querían irse a vivir, su tía abuela, Lucia apareció en medio del pleito y ya
que demostró total desinterés por la suma de dinero que poseían los chicos, fue
la escogida por Pablo para que fuera su guardiana hasta que Pablo cumpliera los
18 y el tuviera el absoluto poder sobre su hermano y todo el dinero que sus
padres le dejaron.
En medio de los tres años que
pasaron con la tía Lucia aprendieron a estimarla, aunque ella no les daba
absolutamente nada material nunca les falto ni la comida ni el estudio, y por
supuesto el afecto, sin ser melosa les daba el suficiente cariño para poder ser
niños normales, pero desafortunadamente la tía Lucia falleció un año después de
cumplir los 18 Pablo, para fortuna de ellos ahora Pablo se podía hacer
responsable de los dos, y aun más cuando la tía Hortensia le dejo otro gran
monto de dinero como herencia, así que pablo podría estudiar sin tener que
trabajar y al mismo tiempo poderle poner cuidado a Manuel.
Manuel estudia en un colegio
privado y prestigioso de Bogotá, a pesar de ser guapo se ve sometido a la burla
de sus compañeros por el simple hecho de ser aplicado, siempre ha sido el
primero de su clase, pero por esto le tienen fastidio, sin ser culpa directa de
él, lo único que se dedica a hacer es lo que su hermano le pide, y son buenas
calificaciones, a Manuel no le ha afectado mucho el hecho de no tener padres,
pero si extraña demasiado a su tía abuela Lucia nadie sabía entenderlo más que
ella, pero ya que se había muerto , llorar y lamentarse no le iba a devolver la
vida a su amada tía, excluido de la sociedad en la que era obligado a convivir
se refugiaba en libros de grandes aventuras o música con letras tan obscuras
que eclipsaban el sol tornándolo de un color rojo casi café.
Manuel hace ya un tiempo dejo de
ser el chico a quien todos humillaban y pisoteaban por su gran intelecto,
cansado de sus maltratos intento cambiar pero se dio cuenta de que lo único que
logro con su cambio fue empeorar las cosas.
Abril 18 de 2006
Con tan solo 14 años el mundo entero se podría preguntar qué
problemas tiene un chico de esta edad, pero alguien que lea esto aprenderá a
entender mi mundo, cada día me levanto pensando en encontrar el motivo que me
haga vivir por un motivo en especifico, pero no lo encuentro, así como tampoco
encuentro el que me pueda hacer suicidar, entonces me pregunto por qué he de
vivir, tan solo tengo en mi vida a mi hermano que no hace más que fastidiarme
por no ser el de antes pero, el no entiende como era antes, la verdad nunca había
sido capaz de abrirme a nadie pero, hoy lo hago ante este libro testigo de mis
mil desgracias, muchos dirán que exagero pero no es así, comenzare por cuando
era un nerd, uno de los eventos que mas me marco fue aquella mañana de
septiembre casi final de curso, salimos de clase de gimnasia así que decidí
tomar una ducha pero jamás me imagine lo que me podría pasar.
Manuel escucha pasos acercándose
hacia su habitación, así que toma aquella libreta en sus manos y desesperado la
mete dentro de sus pantalones para que no se note, Pablo entra en la habitación
sin anunciarse, Manuel exaltado él dice:
_Estoy cansado de que no pueda
tener un poco de privacidad en mi propia casa, y que si estaba desnudo eh! ¡No
puedes aprender a tocar la puerta antes de entrar, o si quiera preguntar!
Pablo sin ponerle atención alguna
deja una pila de ropa para doblar sobre la cama de Manuel y saliendo de la
habitación cerrando la puerta detrás de él se escucha en el pasillo:
_La privacidad es un privilegio
que se gana con confianza
Manuel desesperado saca la
libreta dentro de su pantalón y la lanza fuertemente contra la cama, simulando
desmayo, cae mirando hacia el techo y de repente voltea la mirada hacia la
libreta y la toma suavemente.
Manuel toma la libreta en sus
manos y comienza a escribir nuevamente
Hago una pausa de la historia de mis desgracias para contar lo que
pasa entre mi hermano y yo; hace ya cuatro años que mi tía falleció y la verdad
es que aun no lo he logrado superar, aun la extraño, sus consejo sus abrazos, y
sobre todo su comida, Pablo no fue malo desde siempre, hace dos años era muy
bueno con migo, siempre obtenía todo lo que quería y nunca me falto nada,
siempre me trataba de buena manera nunca discutíamos y menos me gritaba, pero
desde aquella tarde que mi vida cambio por completo nada volvió a ser igual.
Aquella tarde cuando salí de clase de gimnasia me dirigí a las
duchas pero mucho después de que todos mis compañeros de clase salieran, la
verdad nunca me he sentido cómodo desnudo frente a otras personas ni siquiera
con el doctor; deje mi uniforme en el casillero pero aun manteniendo mi ropa
interior puesta, por si acaso alguien decidía regresar, abrí la regadera con
agua caliente, me metí debajo de la suave lluvia de agua caliente que regaba la
ducha sobre mi cuerpo, cuando de repente una sombra negra cubrió mi cabeza.
Desperté amarrado en un catre con un colchón viejo y agujerado con
tan solo un rayo de una luz verdosa, iluminando tan asquerosa y repugnante
habitación, olía a demonios, peor que el azufre, era el olor del sufrimiento de
los niños que habían pasado por esa habitación, la verdad no conocía ese olor
hasta ese que día supe, que era el sufrimiento en la vida de verdad, varias
horas dure solo en medio de esa habitación amarrado y amordazado a los tubos
oxidados de el inmundo catre.
Manuel deja su libreta a un lado
por un momento sollozando en su interior logra contener sus lagrimas, pero aun
así no retoma su escritura, deja la libreta abierta en la cama, se levanta y
camina hacia el baño de su habitación, moja su cara con bastante agua se mira
al espejo repitiéndose así mismo varias veces.
_Tu puedes Manuel, hazlo esto te
hará bien
Después de varios minutos regresa
y se sienta en su cama, viendo la pila de ropa enciende su reproductor de música
a un volumen moderado y olvidándose de su libreta comienza a organizar su ropa.
Divagando entre sus pensamientos se pregunta quien más habría estado en aquel
repugnante catre; La pila de ropa que su hermano le ha dejado encima es
considerable, incluyendo todo tipo de prendas; camisas, camisetas, pantalones,
medias y ropa interior; comienza por las camisas, sigue por los pantalones,
luego las camisetas, las medias y por último la ropa interior, acabando con la
pila de ropa a lo ultimo encuentra, lo que para él, es el absurdo recuerdo
inminente de aquella tarde de sufrimiento, aquellos bóxers ajustados color
gris, que se le ajustan hasta la entrepierna, recuerdan a Manuel todo su
sufrimiento, aun le quedan algunas manchas de sangre, incluso del repugnante
liquido espeso, cálido y blancuzco, que aquella tarde rodo por en medio de su
trasero, tan fresco como si hubiera sido ayer.
Apretándolos fuertemente se
pregunta a sí mismo, cual es la razón para no haberlos lanzado a la basura o
haberlos quemado, impotente en medio de su habitación, arroja los bóxers
fuertemente contra el suelo, dejándolos al lado de la empolvada y desinflada
pelota de Basquetbol, ubicada al fondo de la habitación al lado derecho del
cajón grande, donde Manuel guarda su ropa, justo en frente de su cama; quedando
así los bóxers en una esquina apartada y empolvada debajo de unas cortinas azul
oscuro, que terminan por tapar a los bóxers junto con la pelota de basquetbol.
Habiendo acabado con la pila de
ropa que Felipe había dejado en su cama, decide tomar una ducha antes de bajar
a almorzar, ya casi eran las dos de la tarde y aun Manuel no se había bañado;
alistando una muda de ropa la toma en sus manos y entra en el baño justo
enfrente de la cama por el lado que estaba junto a la mesa de noche con una
vieja y empolvada lámpara encima. Una vez adentro Manuel se asegura de que la
puerta este bien cerrada y con el seguro puesto, no se podía ni imaginar si su
hermano entrará y lo viera desnudo, las marcas de su fatídica tarde aun latían
fuertemente sobre su cuerpo desnudo, las cicatrices siempre lo acompañan desde
ese día y más aun cuando, Manuel no se perdonaba a sí mismo, y continuaba infringiéndose
cada vez más daño, al punto que lo único que tiene descubierto es lo único que
tiene sano.
Lanzando suavemente su pijama al
suelo, abre la llave del agua caliente e ingresa rápidamente a la ducha,
cayendo sobre él, gotas tan cálidas, que su mente se pone en blanco, los males
se van, y cerrando sus ojos pone bastante shampoo sobre su cabeza, dando
masajes circulares sobre su cuero cabelludo se asegura de crear suficiente
espuma, para que cubra su cabeza por completo, bajo aquella barrera impenetrable,
de burbujas de jabón, Manuel cree que es invencible, el adolescente más
valiente y sobre todo el más resistente de todo el mundo, sencillamente, él ,bajo
aquel casco blanco y suave es indestructible; varios minutos dura sumergido
Manuel, bajo su capa protectora sin nada que perturbe su paz, hasta que un estrepitoso ruido logra
romper su burbuja del mundo perfecto, Felipe golpea fuertemente la puerta del
baño de Manuel, y grita fuertemente.
_Manuel!, salga ya, usted no es
quien paga esos servicios tan caros, tenga un poco de consideración, tener
dinero no significa gastarlo todo sin sentido, cierre esa llave ya y salga a
ver.
Manuel regresa estrepitosamente
de su ensoñada imaginación viéndose nuevamente como aquel repugnante bicho,
despreciable ser humano que el detesta en su totalidad, secando suavemente cada
rincón de su cuerpo, queda desnudo frente al espejo, viendo su pecho, pasa su
mano suavemente por las tres heridas que tiene bajo su pectoral derecho, de
arriba hacia abajo, cada una con una textura diferente, la primera, tan suave
que no pareciera haber lastimadura alguna, pero aún así la piel rosada expuesta
al aire aun le causaba dolor a Manuel, la segunda algo carrasposa, tenia partes
de piel rosada y suave, y otras de una costra tan gruesa que parecía la piel de
un lagarto, pero aun así de esta herida lo único que le dolía a Manuel eran las
partes rosadas; la tercera era más larga y gruesa que las anteriores, la costra
que se alzaba en esta línea de aproximadamente 10 centímetros de largo, comenzaba
donde terminan las costillas rodeando el torso hasta llegar a la espalda, esta
era la herida más reciente de Manuel; con esta él se dio cuenta de que ya
estaba llegando a un extremo que ya tal vez estaba a punto de tocar fondo y no
volver a encontrar una salida, esta herida fue la que le mostró a Manuel el
problema que tenía que todo su odio no lo podía expresar dañándose a sí mismo,
esta herida es la que hace que yo escriba esto, sin lugar a duda es la que hace
que Manuel comience a purgar sus culpas a través de la escritura.
Rozando cada uno de los
centímetros de la gruesa herida, desliza su mano a un costado, colocándola en
su cintura, mira nuevamente al espejo y se da cuenta de que su cara no es la
misma, a pesar de que hoy es el primer día en el que él se ve a sí mismo un poco
más como un ser humano y menos como aquel bicho despreciable, nota un gran
cambio en sí mismo, animado de verse a sí mismo en medio de ese reflejo que le
parece como de ensueño, se coloca la ropa y sale de su habitación rumbo a
hablar con su hermano.
Bajando suavemente las escaleras
hasta llegar al final, rodea la baranda, y pasando por un largo corredor a mano
derecha encuentra el comedor, ve que en la larga mesa de 12 puestos, hay
colocados solamente 3 platos, Manuel algo extrañado atraviesa la puerta de
vaivén que se encuentra justo al lado de la entrada al comedor, empujando
suavemente la puerta, entra en la cocina viendo que su hermano esta con su
novia, juntos cocinando y juntos sirviendo, cualquier persona que los viera
dirían que eran una pareja muy enamorada.
Al notar Manuel y Amanda la
presencia de Felipe, juntos le echaron una mirada algo incomoda, Manuel le dice
en un tono seco a Felipe
_Siéntate en la mesa ya te
llevamos el almuerzo
Felipe
algo extrañado de la manera en la que su hermano lo miraba, asintió muy
tímidamente con la cabeza y se dirigió a la mesa, con pasos adormilados se
sienta en la silla al lado del extremo derecho, justo en frente de la ventana,
algo pensativo, comienza a examinar el cuadro que tiene enfrente suyo, hace ya
varios años de la muerte de su tía y el jardín, jamás se había visto peor que
en esos momento, así que toma la decisión de arreglarlo por sus propios medios
sin ayuda de nadie, justo como su tía lo hacía.