lunes, 30 de julio de 2012

algo


No hay nada más importante en esta vida para Pablo que su hermano Manuel, se la pasa la mayoría de su tiempo tratando de complacerlo en todo lo que él le pida, pero para Manuel parece que ningún esfuerzo, o eso es lo que puede llegar a pensar Pablo, vale la pena, sus padres murieron cuando el solo tenía 15 pero aun así le toco responder por sí mismo y su hermano, gracias a que sus padres le habían dejado algo de dinero en sus seguros de vida él no tenía por qué preocuparse por lo que comerían o con qué dinero debían mantenerse, lo único que le preocupaba a él era la cantidad de arpías que buscaban tomar ese dinero para su propio beneficio, en especial la tía Hortensia quien tenía una gran cantidad de deudas debido a su mala administración del dinero; Pablo sabía que si el dinero de sus padres caía en manos de ella, seria historia en tan solo uno segundos, además de la tía Hortensia, varia gente de la familia de su padre trato de poseer la custodia de los niños, pero ellos fueron salvados, ya que poseían la decisión de con quién querían irse a vivir, su tía abuela, Lucia apareció en medio del pleito y ya que demostró total desinterés por la suma de dinero que poseían los chicos, fue la escogida por Pablo para que fuera su guardiana hasta que Pablo cumpliera los 18 y el tuviera el absoluto poder sobre su hermano y todo el dinero que sus padres le dejaron.

En medio de los tres años que pasaron con la tía Lucia aprendieron a estimarla, aunque ella no les daba absolutamente nada material nunca les falto ni la comida ni el estudio, y por supuesto el afecto, sin ser melosa les daba el suficiente cariño para poder ser niños normales, pero desafortunadamente la tía Lucia falleció un año después de cumplir los 18 Pablo, para fortuna de ellos ahora Pablo se podía hacer responsable de los dos, y aun más cuando la tía Hortensia le dejo otro gran monto de dinero como herencia, así que pablo podría estudiar sin tener que trabajar y al mismo tiempo poderle poner cuidado a Manuel.

Manuel estudia en un colegio privado y prestigioso de Bogotá, a pesar de ser guapo se ve sometido a la burla de sus compañeros por el simple hecho de ser aplicado, siempre ha sido el primero de su clase, pero por esto le tienen fastidio, sin ser culpa directa de él, lo único que se dedica a hacer es lo que su hermano le pide, y son buenas calificaciones, a Manuel no le ha afectado mucho el hecho de no tener padres, pero si extraña demasiado a su tía abuela Lucia nadie sabía entenderlo más que ella, pero ya que se había muerto , llorar y lamentarse no le iba a devolver la vida a su amada tía, excluido de la sociedad en la que era obligado a convivir se refugiaba en libros de grandes aventuras o música con letras tan obscuras que eclipsaban el sol tornándolo de un color rojo casi café.

Manuel hace ya un tiempo dejo de ser el chico a quien todos humillaban y pisoteaban por su gran intelecto, cansado de sus maltratos intento cambiar pero se dio cuenta de que lo único que logro con su cambio fue empeorar las cosas.

Abril 18 de 2006

Con tan solo 14 años el mundo entero se podría preguntar qué problemas tiene un chico de esta edad, pero alguien que lea esto aprenderá a entender mi mundo, cada día me levanto pensando en encontrar el motivo que me haga vivir por un motivo en especifico, pero no lo encuentro, así como tampoco encuentro el que me pueda hacer suicidar, entonces me pregunto por qué he de vivir, tan solo tengo en mi vida a mi hermano que no hace más que fastidiarme por no ser el de antes pero, el no entiende como era antes, la verdad nunca había sido capaz de abrirme a nadie pero, hoy lo hago ante este libro testigo de mis mil desgracias, muchos dirán que exagero pero no es así, comenzare por cuando era un nerd, uno de los eventos que mas me marco fue aquella mañana de septiembre casi final de curso, salimos de clase de gimnasia así que decidí tomar una ducha pero jamás me imagine lo que me podría pasar.

Manuel escucha pasos acercándose hacia su habitación, así que toma aquella libreta en sus manos y desesperado la mete dentro de sus pantalones para que no se note, Pablo entra en la habitación sin anunciarse, Manuel exaltado él dice:

_Estoy cansado de que no pueda tener un poco de privacidad en mi propia casa, y que si estaba desnudo eh! ¡No puedes aprender a tocar la puerta antes de entrar, o si quiera preguntar!

Pablo sin ponerle atención alguna deja una pila de ropa para doblar sobre la cama de Manuel y saliendo de la habitación cerrando la puerta detrás de él se escucha en el pasillo:

_La privacidad es un privilegio que se gana con confianza

Manuel desesperado saca la libreta dentro de su pantalón y la lanza fuertemente contra la cama, simulando desmayo, cae mirando hacia el techo y de repente voltea la mirada hacia la libreta y la toma suavemente.

Manuel toma la libreta en sus manos y comienza a escribir nuevamente

Hago una pausa de la historia de mis desgracias para contar lo que pasa entre mi hermano y yo; hace ya cuatro años que mi tía falleció y la verdad es que aun no lo he logrado superar, aun la extraño, sus consejo sus abrazos, y sobre todo su comida, Pablo no fue malo desde siempre, hace dos años era muy bueno con migo, siempre  obtenía todo lo que quería y nunca me falto nada, siempre me trataba de buena manera nunca discutíamos y menos me gritaba, pero desde aquella tarde que mi vida cambio por completo nada volvió a ser igual.

Aquella tarde cuando salí de clase de gimnasia me dirigí a las duchas pero mucho después de que todos mis compañeros de clase salieran, la verdad nunca me he sentido cómodo desnudo frente a otras personas ni siquiera con el doctor; deje mi uniforme en el casillero pero aun manteniendo mi ropa interior puesta, por si acaso alguien decidía regresar, abrí la regadera con agua caliente, me metí debajo de la suave lluvia de agua caliente que regaba la ducha sobre mi cuerpo, cuando de repente una sombra negra cubrió mi cabeza.

Desperté amarrado en un catre con un colchón viejo y agujerado con tan solo un rayo de una luz verdosa, iluminando tan asquerosa y repugnante habitación, olía a demonios, peor que el azufre, era el olor del sufrimiento de los niños que habían pasado por esa habitación, la verdad no conocía ese olor hasta ese que día supe, que era el sufrimiento en la vida de verdad, varias horas dure solo en medio de esa habitación amarrado y amordazado a los tubos oxidados de el inmundo catre.

Manuel deja su libreta a un lado por un momento sollozando en su interior logra contener sus lagrimas, pero aun así no retoma su escritura, deja la libreta abierta en la cama, se levanta y camina hacia el baño de su habitación, moja su cara con bastante agua se mira al espejo repitiéndose así mismo varias veces.

_Tu puedes Manuel, hazlo esto te hará bien 

Después de varios minutos regresa y se sienta en su cama, viendo la pila de ropa enciende su reproductor de música a un volumen moderado y olvidándose de su libreta comienza a organizar su ropa. Divagando entre sus pensamientos se pregunta quien más habría estado en aquel repugnante catre; La pila de ropa que su hermano le ha dejado encima es considerable, incluyendo todo tipo de prendas; camisas, camisetas, pantalones, medias y ropa interior; comienza por las camisas, sigue por los pantalones, luego las camisetas, las medias y por último la ropa interior, acabando con la pila de ropa a lo ultimo encuentra, lo que para él, es el absurdo recuerdo inminente de aquella tarde de sufrimiento, aquellos bóxers ajustados color gris, que se le ajustan hasta la entrepierna, recuerdan a Manuel todo su sufrimiento, aun le quedan algunas manchas de sangre, incluso del repugnante liquido espeso, cálido y blancuzco, que aquella tarde rodo por en medio de su trasero, tan fresco como si hubiera sido ayer.

Apretándolos fuertemente se pregunta a sí mismo, cual es la razón para no haberlos lanzado a la basura o haberlos quemado, impotente en medio de su habitación, arroja los bóxers fuertemente contra el suelo, dejándolos al lado de la empolvada y desinflada pelota de Basquetbol, ubicada al fondo de la habitación al lado derecho del cajón grande, donde Manuel guarda su ropa, justo en frente de su cama; quedando así los bóxers en una esquina apartada y empolvada debajo de unas cortinas azul oscuro, que terminan por tapar a los bóxers junto con la pelota de basquetbol.

Habiendo acabado con la pila de ropa que Felipe había dejado en su cama, decide tomar una ducha antes de bajar a almorzar, ya casi eran las dos de la tarde y aun Manuel no se había bañado; alistando una muda de ropa la toma en sus manos y entra en el baño justo enfrente de la cama por el lado que estaba junto a la mesa de noche con una vieja y empolvada lámpara encima. Una vez adentro Manuel se asegura de que la puerta este bien cerrada y con el seguro puesto, no se podía ni imaginar si su hermano entrará y lo viera desnudo, las marcas de su fatídica tarde aun latían fuertemente sobre su cuerpo desnudo, las cicatrices siempre lo acompañan desde ese día y más aun cuando, Manuel no se perdonaba a sí mismo, y continuaba infringiéndose cada vez más daño, al punto que lo único que tiene descubierto es lo único que tiene sano.

Lanzando suavemente su pijama al suelo, abre la llave del agua caliente e ingresa rápidamente a la ducha, cayendo sobre él, gotas tan cálidas, que su mente se pone en blanco, los males se van, y cerrando sus ojos pone bastante shampoo sobre su cabeza, dando masajes circulares sobre su cuero cabelludo se asegura de crear suficiente espuma, para que cubra su cabeza por completo, bajo aquella barrera impenetrable, de burbujas de jabón, Manuel cree que es invencible, el adolescente más valiente y sobre todo el más resistente de todo el mundo, sencillamente, él ,bajo aquel casco blanco y suave es indestructible; varios minutos dura sumergido Manuel, bajo su capa protectora sin nada que perturbe su  paz, hasta que un estrepitoso ruido logra romper su burbuja del mundo perfecto, Felipe golpea fuertemente la puerta del baño de Manuel, y grita fuertemente.

_Manuel!, salga ya, usted no es quien paga esos servicios tan caros, tenga un poco de consideración, tener dinero no significa gastarlo todo sin sentido, cierre esa llave ya y salga a ver.

Manuel regresa estrepitosamente de su ensoñada imaginación viéndose nuevamente como aquel repugnante bicho, despreciable ser humano que el detesta en su totalidad, secando suavemente cada rincón de su cuerpo, queda desnudo frente al espejo, viendo su pecho, pasa su mano suavemente por las tres heridas que tiene bajo su pectoral derecho, de arriba hacia abajo, cada una con una textura diferente, la primera, tan suave que no pareciera haber lastimadura alguna, pero aún así la piel rosada expuesta al aire aun le causaba dolor a Manuel, la segunda algo carrasposa, tenia partes de piel rosada y suave, y otras de una costra tan gruesa que parecía la piel de un lagarto, pero aun así de esta herida lo único que le dolía a Manuel eran las partes rosadas; la tercera era más larga y gruesa que las anteriores, la costra que se alzaba en esta línea de aproximadamente 10 centímetros de largo, comenzaba donde terminan las costillas rodeando el torso hasta llegar a la espalda, esta era la herida más reciente de Manuel; con esta él se dio cuenta de que ya estaba llegando a un extremo que ya tal vez estaba a punto de tocar fondo y no volver a encontrar una salida, esta herida fue la que le mostró a Manuel el problema que tenía que todo su odio no lo podía expresar dañándose a sí mismo, esta herida es la que hace que yo escriba esto, sin lugar a duda es la que hace que Manuel comience a purgar sus culpas a través de la escritura.     

Rozando cada uno de los centímetros de la gruesa herida, desliza su mano a un costado, colocándola en su cintura, mira nuevamente al espejo y se da cuenta de que su cara no es la misma, a pesar de que hoy es el primer día en el que él se ve a sí mismo un poco más como un ser humano y menos como aquel bicho despreciable, nota un gran cambio en sí mismo, animado de verse a sí mismo en medio de ese reflejo que le parece como de ensueño, se coloca la ropa y sale de su habitación rumbo a hablar con su hermano.

Bajando suavemente las escaleras hasta llegar al final, rodea la baranda, y pasando por un largo corredor a mano derecha encuentra el comedor, ve que en la larga mesa de 12 puestos, hay colocados solamente 3 platos, Manuel algo extrañado atraviesa la puerta de vaivén que se encuentra justo al lado de la entrada al comedor, empujando suavemente la puerta, entra en la cocina viendo que su hermano esta con su novia, juntos cocinando y juntos sirviendo, cualquier persona que los viera dirían que eran una pareja muy enamorada.

Al notar Manuel y Amanda la presencia de Felipe, juntos le echaron una mirada algo incomoda, Manuel le dice en un tono seco a Felipe

_Siéntate en la mesa ya te llevamos el almuerzo    
Felipe algo extrañado de la manera en la que su hermano lo miraba, asintió muy tímidamente con la cabeza y se dirigió a la mesa, con pasos adormilados se sienta en la silla al lado del extremo derecho, justo en frente de la ventana, algo pensativo, comienza a examinar el cuadro que tiene enfrente suyo, hace ya varios años de la muerte de su tía y el jardín, jamás se había visto peor que en esos momento, así que toma la decisión de arreglarlo por sus propios medios sin ayuda de nadie, justo como su tía lo hacía.