Esteban está sentado en medio de su habitación desesperado por no
poder consumir nada de cocaína, hace dos días tomo la decisión de dejar las
drogas para siempre, pero nunca creyó que le iba a ser tan difícil , en su
habitación no hay mas que un gran espejo que logra reflejar su cuerpo en
totalidad, un colchón harapiento sobre
el suelo cubierto por lo que parecen
sobras de comida en tal grado de descomposición que lo único que se logra
distinguir es una masa apestosa de moho que se alza sobre el, en medio del
suelo se encuentran las vestiduras rasgadas de esteban en la primera noche
jaloneo con tanta fuerza su ropa que lo único que le quedó fue su ropa
interior, al final de la habitación se encuentra su único
impedimento de salir corriendo de aquella habitación, había pedido a sus amigos
que la clavara por fuera para así asegurarse de que no saldría antes de tiempo,
dos semanas se supone que es lo que tiene que durar esto proceso absurdo de
desintoxicación.
Tirado sobre el piso trata de
levantarse torpemente sin conseguirlo,
después de varios intentos decide
rendirse y tumbarse sobre el suelo provocando un vomito ácido que quema cada
una de las células de su tracto digestivo, ardido y mareado se arrastra sobre
el harapiento colchón.
Mirando el techo nota lo oscura
que se ha ido poniendo la habitación desde que él se encerró por primera vez,
hace dos días esas paredes blancas reflejaban suficiente luz para mantenerlo en
medio de su consciente cabeza , ahora solo unos atisbos de luz lograban
atravesar la habitación.
Esteban aturdido y cansado
decidor dormir, de repente desde dentro del espejo varios golpes comienzan a retumbar
por la habitación, a pesar del malestar, Esteban se incorpora quedando sentado
mirando de frente al espejo, inmediatamente los ruidos cesan, algo asustado
pero aun cansado Esteban se tumba nuevamente en la mohosa superficie del colchón.
La habitación se encuentra en penumbras
totales, Esteban deduce que debe ser algo más de la media noche, su garganta le
quema, la resequedad en su boca no le aguanta, ni gota de saliva corre por
medio de sus mejillas, con la boca como
el desierto decide buscar a tientas una botella, desenroscando la tapa torpe y débilmente
logra al fin dar un trago de un liquido que sacie su sed, el liquido espeso que
sale de aquella botella baja lentamente por la garganta de Esteban.
Asqueado del sabor del liquido
que se supone saciaría su sed, trata de escupir hasta la ultima gota que entro
por su boca hacia su garganta, aun asqueado sin poder superar el sabor de aquel
inmundo liquido ponen un dedo en su boca y lo introduce hasta el final de su
garganta
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